viernes, 29 de junio de 2012

Viajo Sola


Siempre me gustó irme de vacaciones sola, no soy de las que le gustan esas vacaciones donde se juntan en grupos y una tiene que estar lidiando por el uso del baño, que si dejan todo sucio, o la ropa tirada por cualquier lugar, esta bien para viajes de egresados pero cuando empecé a trabajar, y tenía dinero para pagar mis viajes comencé a realizarlos sola.
En uno de esos viajes a la costa, solía parar en un hospedaje al que solía ir, era limpio, estaba a una cuadra de la playa y el ambiente era familiar, así que era seguro ir, lo bueno de viajar sola es que lo que pasa en las vacaciones, se queda en las vacaciones, ese siempre fue mi lema, amor de verano le decían algunos, para mi solo debía durar esos días y no más, una aventura amorosa o como le llaman ahora un toco y me voy.
En uno de esos viajes conocí a El Caballero, que  se hospedaba en el mismo lugar, unos 50 años, y estaba muy bien, sisisisi, ya se lo que están pensando, si estaba con su familia, pero El Caballero, era de esos hombres que no solo hacían gala de su porte bien varonil , también era de avanzar, así que a veces casualmente solía aparecer cuando Yo estaba sola en la playa, o en el comedor del hospedaje, hacía algunas insinuaciones, y al principio me dije a mi me quedan unos cuantos días de vacaciones, así que mejor no, pero una no es de fierro, El Caballero solía a veces andar solo ya que su familia andaba por otros lados, así que aprovechaba cualquier oportunidad para acercarse.
En uno de esos encuentros casuales me dice que el volvía a Buenos Aires el día siguiente y bue como dije anteriormente, una no es de fierro y lo que pasa en las vacaciones se queda en las vacaciones, al otro día El Caballero ya no estaba y Yo seguí con mis días de vacaciones frente al mar.


Stella Maris Leone Geraci
Artista Plástica - Fotógrafa

E-mail: stellamarisleonegeraci@gmail.com



miércoles, 27 de junio de 2012

El velorio


Los barrios tienen lindas historias, al menos cuando era chica, los vecinos se conocían todos y desde muchos años, las personas crecían y morían en esas casas, voy a contarles la historia de un velorio.
La Señora se ocupaba de cuidar su casa, atendía de su marido y de sus hijas, El Marido era directivo de una importante empresa, Ustedes saben como son Las Veredas del barrio entre escoba y escoba decían que El Marido tenía Otra mujer, que presentaba en la oficina como su esposa, la llevaba a eventos importantes de la empresa  y hasta viajes a Europa, Las Veredas que todo lo sabían decían que Ella era la secretaria, pero como todos los comentarios de Las Veredas una debía dejarlos o tomarlos.
Lo que Las Veredas decían entre escoba y escoba un día fue la voz oficial del barrio, El Marido sufrió un infarto y falleció en casa, en esos tiempos la costumbre era velar a los muertos en sus propias casas, como todos lo velorios el desfile de personas es común, desde luego Las Veredas se hicieron presentes, compañeros de trabajo, otros directivos.
Por lo bajo Las Veredas decían sobre la cara de sorpresa de muchos de los compañeros de trabajo al ver que La Señora no era la misma que todos conocían y lo más importante es que tenía hijas y no un hijo, pero como confiar en lo que dicen Las Veredas si una no estaba ahí presente, al llegar la noche, La Otra se hizo presente en el velatorio, para despedirse del Marido, dicen que el escándalo fue tan grande, que los directivos de la empresa se llevaron a La Otra y La Señora se quedo en su casa con El Marido muerto.
Las Veredas hablaron entre escoba y escoba durante mucho tiempo sobre El Velorio, El Marido, La Señora y La Otra.


Stella Maris Leone Geraci
Artista Plástica - Fotógrafa

E-mail: stellamarisleonegeraci@gmail.com




martes, 26 de junio de 2012

El primer beso



Cuando tenía 14 años conocí a un chico, creo que era mayor que Yo Él tendría unos 17 años, era rubio de ojos claros, descendiente de alemanes, de una de las tantas colonias que se asentaron en la Argentina, iba seguido al lugar donde el trabajaba, tanto ir, una mirada por acá, una sonrisa por allá, un día me invito a salir, era el primer chico con el que salía, (si en esos tiempos algunas empezabamos tarde con los chicos) así que acepté, no sabía mucho de chicos y salidas, mis amigas estaban igual y con mi Mamá me daba vergüenza, además imagino que mucho no me podía decir,o eso es lo que Yo creía en esa época, pero Ella me alentó para que fuera, a escondidas de mi Papá que era un muy buen guardabosque para la esos tiempos.

Llegó el domingo, el día de la cita, a las 15 horas en Liniers, era un lugar que nos quedaba cómodo a los dos, todo empezó bien, para mi, hasta que llegó el momento del primer Beso, con el que toda Chica adolescente sueña, pero El Beso no fue eso que veía en las películas en blanco y negro como en “Algo para recordar” con Cary Grant y Deborah Kerr, Él comenzó a mover su lengua dentro de mi boca, la verdad no entendía que estaba haciendo, con los siguientes Besos la cosa comenzó a ponerse más, como les explicó, ya no solo era la lengua dentro de mi boca, el comenzó a lamer mi cara, si como lo leen, una cosa era un beso de lengua pero que lamiera mi cara, eso era mucho para una adolescente en su primer cita.
Se hizo la hora de volver a casa, tomar el colectivo y sentarme, fue algo que me dio tranquilidad, mi cabeza seguía pensando como alguien daba besaba de esa manera,  antes de despedirnos habíamos quedado en vernos el próximo domingo, a la misma hora, en  el mismo lugar, al llegar a casa mi Mamá me pregunto si todo estaba bien, le dije que si, pero la verdad mi primer cita no había sido como lo imaginaba.
LLegó el domingo, subí al colectivo, al llegar al lugar del encuentro segui de largo, en vez de bajarme me acurruque en el asiento, para que no me viera, seguí por dos paradas más y si Él estaba ahí esperándome, se convirtió en el primer hombre que deje plantado; volví a casa, mi Mamá me miró y no dijo nada, creo que en el silencio entendió y Yo no volví más por donde el trabajaba.
Con los años hablando con otras mujeres sobre la primera cita, para algunas fue un fiasco y para otras el cielo.
Por suerte los besos que siguieron fueron mejores, algunos inolvidables, lo más importante no me volvieron a lamer la cara.


Stella Maris Leone Geraci
Artista Plástica - Fotógrafa

E-mail: stellamarisleonegeraci@gmail.com





viernes, 22 de junio de 2012

La amiga


Cuando era chica La Amiga de mi Abuela, visitaba nuestra casa y como toda niña de 10 años solía quedarme callada cuando los adultos hablaban, mi Mamá, mi Abuela y La Amiga.
En esas charlas mi Abuela solía decirle que lo dejara al marido, para que seguir a su lado, La Amiga contaba que su madre le había dicho lo mismo cuando se caso, porque no lo dejas y empezas una nueva vida, luego comenzaban a hablar de otro tema.
En mi mente de 10 años, me preguntaba porque debería dejar al marido, los años pasaron y esa conversación se repetía, cuando era adolescente solía decir que me casaría con un hombre con dinero (jajajjajaajjaj)....La Amiga solía enojarse cuando decía eso y me hablaba del amor y el un hombre bueno y todo eso.
Un día le pregunté a mi Mamá, cual era el motivo de esa charla que se repetía con los años, así que me contó la historia “Cuando Ella se casó, la novia debía llegar pura y casta al casamiento, al llegar la noche de bodas nada pasó, si como lo leen (no tuvieron relaciones sexuales), como se decía en esa época el matrimonio no se consumó, ni nunca en los años que llevaban de casados, dormían juntos en la misma cama, para guardar las apariencias, solo eso”.
Hice la misma pregunta porque no lo dejo, a lo que  mi Mamá me contestó, que Ella le tenía miedo “al que dirán”, tan poderoso es esos tiempos, cuando conocí toda la historia, eran los años 80 y llevaban muchos años casados, el que dirán pudo más para La Amiga, que vivió todos esos años junto a un maridos solo en papeles y no vivió su propia vida.

Stella Maris Leone Geraci
Artista Plástica - Fotógrafa