lunes, 16 de julio de 2012

Un viaje en ascensor


Trabajar en una oficina tiene sus cosas, entre ellas compartir mucho tiempo con sus compañeros de trabajo varones, los ratones comienzan a dar vuelta por la cabeza y a la larga siempre una tiene un compañero de trabajo con quien le gustaria, tener algo más en común que un balance o arqueo de caja.
Y como siempre digo la carne es débil, si bien mi política era donde se trabaja no se tiene intimidad, la verdad es que mi compañero valía la pena para romper las reglas, y los ratones se hacían una fiesta en mi cabeza, aunque no me interesaba algo formal, eso si era quebrantar la regla de oro, una cosa era un toco y me voy, sin obligaciones, ni compromisos y otra la formalidad de un romance en donde todos estén involucrados, en los romances de oficina no son sólo dos, son todos y en los años que trabaje, vi muchos amoríos que fueron, vinieron, se casaron, tuvieron hijos, se separaron, volvieron amantes, así que en eso era estricta si rompía mi propia regla, sería para algo que duraría solo un momento.
Después de ir y venir en nuestros juegos de palabras, de roces, de insinuaciones, Él me seguía a algunos lugares, Yo lo encontraba de casualidad en otros, a veces a escondidas en nuestro escritorio solíamos hablar, Él solía invitarme a tomar algo, que nos viéramos fuera de la oficina, siempre le respondía que no, eso si, iba contra mi propia regla.
Un día, nos encontramos en la entrada del edificio, solo los dos, tomamos el ascensor, eran esos ascensores de puerta tijera, todos abiertos, el edificio tenía varios pisos y como siempre digo la carne es débil y el viaje en ascensor fue toda una experiencia religiosa.


Stella Maris Leone Geraci
Artista Plástica - Fotógrafa

E-mail: stellamarisleonegeraci@gmail.com




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