sábado, 11 de agosto de 2012

El reservado


Cuando tenía unos 20 años, solían estar de moda los bares para parejas, con sillones y mesas bajas totalmente a oscuras, por lo general los mozos iban con una pequeña linterna para iluminar el camino de las parejas y el propio, no debería ser fácil para ellos cargar una bandeja con alguna bebida en la oscuridad, pero el lugar lo requería, ya que todos los que concurríamos a esos sitios, sólo íbamos para una cosa, amarnos tan profundamente sin llegar al punto G, aunque los murmullos de los sillones continuos dejaban librada la imaginación.

Si se preguntan porque no íbamos a un hotel, no había presupuesto que alcance, en especial cuando recién empezabas a trabajar y no tenías un gran sueldo a diferencia de estos tiempos, antes uno no se quedaba a hacerlo en la casa de sus padres, salvo que los padres no estuvieran y como dice el dicho los ratones bailan cuando el gato no está, estos bares era el preludio, para luego terminar la noche en un hotel o si tenías auto dirigirnos a villa cariño.

Habíamos ido con mi novio de esos tiempos a un bar muy conocido por todos que estaba por Juan B. Justo y Sanabria, si hoy la memoria no me juega en contra, creo que se llamaba Dinastía, llegamos al bar el mozo nos indicó con la linterna los escalones, si porque además de estar a oscuras, había escalones, así que una que por lo general iba en pollera y tacos, practicaba  sus dotes vedette para bajar los escalones.

Cuando estábamos con mi novio en uno de esos momentos en los que sabemos que ya el mozo no va a venir a molestar por un largo rato y nuestra pasión estaba a punto de entrar en efervescencia alguien se cae encima mío, era un hombre me dice perdón, yo le contesto no hay problemas, solo basto eso para saber quienes éramos, cuando el mozo nos iluminó para ver que no estuviéramos lastimados, mi breve presentimiento se había confirmado era un amigo de la familia, con una mujer que no era su esposa, ninguno de los dos dijo nada ya era demasiado incómoda la situación, después ver que nada había pasado,  Él se fue, mi novio y yo retomamos la conversación en el punto en el que estábamos, nunca le dije que conocía al caballero.

Y Él que siempre fue algo reservado cuando venía a casa, para hablar con mi familia, se volvió más reservado, desde ese día.


Stella Maris Leone Geraci
Artista Plástica - Fotógrafa

E-mail: stellamarisleonegeraci@gmail.com



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