martes, 14 de agosto de 2012

La agenda

Estaba revisando el cajón del escritorio para vaciarlo de todo aquello que no sirve, ahí encontré una vieja agenda, decidí que más tarde la hojearía por si acaso, logre ordenar el cajón, aunque el orden podía durar sólo un día, a veces sólo horas, pero por lo menos había hecho el intento de acomodar y limpiar el cajón del escritorio.
Era tarde puse música, tomé una copa de vino, me senté en el sillón del living disfrutando de un momento de tranquilidad, cuando recordé la agenda que había encontrado, fui a buscarla para ver que había en sus hojas  antes de tirarla también a la basura, sus páginas estaban amarillas, tan amarillas como la información que guardaba, pero igual me tome el tiempo de revisar cada letra del abecedario para confirmar que nada de lo que estaba ahí me servía, como podía servirme una agenda con teléfonos de más de 15 años algunos.
Cuando llegue a la letra H, ahí estaba su número de teléfono, la dirección de su casa y por un instante mi corazón se agito como en esos días en los que trabajamos juntos, mi memoria viajo atrás en el tiempo, mi piel recordó cuando su piel la rosaba, después que renuncie al trabajo no supe más de Él, aunque uno prometa que va a llamar no lo hace y Él formaba parte de esos recuerdos que agitaban mi corazón, siempre estuve enamorada de Él, en esos tiempos eramos muy cercanos, solíamos tener juegos de seducción, nunca quise pasar la barrera que me había impuesto de no tener nada con alguien del trabajo, esos pruritos que una tiene, el pensar que podía pasar si la relación seguía adelante siendo compañeros, el pensar que podía pasar si la relación no seguía adelante, y tener que compartir día a día con Él.
A veces me pregunto que hubiera pasado entre nosotros, si hubiera dejado mi prejuicio en el cajón del escritorio, como hubieran sido nuestra vidas, como hubiera sido mi vida, que en lo sentimental no fue de lo mejor, un matrimonio que duro lo que una tormenta de verano, dejando un tendal emocional en mí, no lo se, solo se que a mi vida siempre le falto el gran amor, ese por el que una suspira grandes bocanadas de aire, tiene mariposas en el estómago y se queda sin dormir por la noche, mientras miro su número de teléfono, recuerdo que eso sentía cuando estábamos juntos, mire la hora ya era demasiado tarde, terminé mi copa de vino, deje la agenda abierta en la mesa del living, mañana seguiría con mis recuerdos.
Casi no dormí esa noche, tenía una reunión de trabajo así que a pesar del sueño me levanté, termine de ordenar el living, preparé café y comenzó la reunión, la cual me pareció más larga de lo habitual, en realidad mi cabeza estaba en otra parte, cuando todos se fueron, volví a tomar la agenda, tomé el teléfono y llamé, antes de que sonara corte, me dije que estoy haciendo, como puedo llamar a alguien que hace más de 15 años que no se nada de Él con que excusa, y ahí estaba, entre mis recuerdos, la agenda, el teléfono y el miedo a no saber que hacer.
La hora pasó y Yo seguía en penumbras una luz de la calle se colaba por la ventana, debía tomar una decisión tirar la agenda y olvidar todo o llamar, cuando estaba por tirar todo, volví a marcar el número, un hombre dijo - hola -, un nudo en el estómago y en la garganta se apoderaron de mí, como pude dije - hola, por favor con Héctor -, el me dijo - soy yo - el corazón me latía tan fuerte que me dolía, así y todo, logré explicarle quien era y le di creo  una excusa coherente por el motivo de mi llamado, la conversación duró horas, en un momento el me dice - muchas veces pensé en vos -, hice un silencio profundo, respire, ahí me dijo - porque no nos encontrábamos a tomar algo -,- si - fue mi respuesta.
El día de nuestro encuentro llegó, me sentía como una adolescente, nos miramos y nos fundimos en abrazo profundo e interminable, después fue hablar y recordar, su matrimo no era lo que esperaba del amor, con dos hijos y mucho trabajo, en un momento me pregunto - alguna vez imaginaste que hubiera sido de nosotros juntos -, lo mire, le dije - todos los días -; nos tomamos de la mano y nos miramos en silencio, no había palabras que decir, solo teníamos ese instante en el que dos seres atrapados en el recuerdo del pasado estaban tomando una taza de café, en un momento me dice - vámonos - nos subimos a su auto, nos dirigimos a un hotel, en la habitación del piso 20 con vista al río construimos nuestro mundo en el  presente, sin pasado, sin futuro, gozando cada minuto, las palabras nos amaron, los besos nos acariciaron y por un instante el tiempo se detuvo y nosotros vivimos una vida, pasamos la noche juntos, pedimos el desayuno, nuestra piel se rozó por última vez, dejamos la habitación, nos fundimos en un abrazo profundo e interminable, nos separamos, me subí al taxi y lo vi al irse en su auto.
Hoy hace 9 meses y acá estoy teniéndote en mis brazos, acariciando cada centímetro de tu piel, bienvenido al mundo Héctor, Yo soy tu Mamá y tu Papá fue el gran amor de mi vida.


Stella Maris Leone Geraci
Artista Plástica - Fotógrafa

E-mail: stellamarisleonegeraci@gmail.com
twitter: @stellamleone













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